Bentara noa, bentatik nator, bentan da nere gogoa, bentako arrosa krabelinetan hartu dut amodioa.

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2019(e)ko maiatzaren 18(a), larunbata

Zubietako goyak


Maria Ramona de Barbachano

María Ramona de Barbachano Arbaiza (1760-1834) provenía de una próspera familia de Bilbao, bien relacionada y con variados intereses comerciales. En 1783 había contraído matrimonio con un primo carnal que era miembro del Cuerpo de Infantería de Marina de Su Majestad. Este falleció estando de servicio en Colombia solo dos años más tarde, sin dejar descendencia, y el compromiso y casamiento de Ramona con Antonio Adán de Yarza debió de salvarla de una viudedad demasiado prematura. Tras sus nupcias en el País Vasco, se establecieron en Madrid, en la misma vivienda que Bernarda Tavira, madre de Antonio, en la calle de la Cruz Verde. No muy lejos se hallaba la casa de Goya, en la calle del Desengaño , probable ubicación de su estudio hasta 1800, donde se habrían pintado los retratos. Ramona, al igual que su marido, está identificada por una inscripción pintada, en su caso sobre una elegante tarjeta de visita que muestra su nombre completo, y por la silueta impresa en segundo plano de un gran edificio, en un tono más claro, tal vez una de las propiedades favoritas que ella aportara al matrimonio. No obstante, también podría tratarse de una licencia pictórica de Goya, que ya en otra ocasión había añadido su propia tarjeta de visita, posiblemente también ficticia; en aquel caso, en el pico de la urraca que sujeta con una cuerda, cual mascota, el modelo del más célebre de todos los retratos infantiles de Goya, pintado para el conde de Altamira en 1788
conde de altamira bilaketarekin bat datozen irudiak



La radiografía revela que, originalmente, el forro de la levita continuaba, de forma ininterrumpida, hasta el borde inferior del lienzo, mientras que la imagen infrarroja muestra los cambios hechos en su mano. Sosteniendo un abanico cerrado en la mano derecha, Ramona extiende la izquierda hacia su esposo de tal forma que la esquina inferior de la tarjeta queda cortada en el borde del lienzo pintado. ¿Es esa la respuesta de Goya al alegre carácter de ella, tan diferente del de su marido? Ambos están de pie, erguidos, si bien la actitud de la esposa sugiere un movimiento de avance, un compromiso más firme con el artista (y el observador), mientras que el cuerpo de don Antonio no sigue el impulso de su mano derecha de igual forma. ¿Acaso veía Goya a la esposa como una sencilla expresión de la vita activa y a su marido, más refinado, pese a las múltiples obligaciones y responsabilidades a las que hacía frente, como más dado a la vita contemplativa, ella totalmente alerta y apoyada en el pie delantero, él con una mirada más circunspecta, no del todo en sintonía con el movimiento de avance de su gesto? El atuendo de Ramona sigue el de su marido en su sencillez e informalidad «inglesas», si bien su vestido surge de una interpretación francesa más elegante del «vestido camisa» que popularizara María Antonieta en Francia, realizado en muselina blanca delicadamente fruncida, la media manga ribeteada con volantes de seda. Sin embargo, en lugar del habitual cuello ancho con puntilla, ella luce una manteleta-fichu de pequeños volantes, muy de moda en 1787. La sencillez del vestido se ve realzada por los costosos accesorios: el cinturón de seda negra, del que cuelgan dos relojes de oro con leontina asimismo de oro, largos guantes de seda o la más exquisita piel de cabritilla a modo de protección frente al sol, y el abanico de marfil cerrado, rematado en la punta con un plumón de cisne, como también observamos en los abanicos que sostienen las dos hijas en el retrato de familia del duque y la duquesa de Osuna
familia del duque de osuna bilaketarekin bat datozen irudiak



Volviendo una vez más al expresivo rostro de Ramona, este aparece enmarcado por su rizada cabellera empolvada, con un tirabuzón en cada hombro, similar al peinado que luce la duquesa de Osuna en el citado retrato de familia, y realzado por un sombrero negro de ala ancha de estilo inglés, decorado con una vistosa pluma de avestruz negra y un pañuelo de gasa también negro ribeteado con encaje. Sin embargo, el rostro de Ramona está maquillado siguiendo una moda puramente española, con colorete en las mejillas y carmín en los labios que acentúa el gesto jovial de su boca. El estilo veraniego del vestido de Ramona no despeja la incógnita de cuándo se pintaron estos tres retratos. Podría haber sido bastante tiempo antes del casamiento, el cual se celebró el 19 de diciembre de 1787 en la parroquia de Mondragón (Gipuzkoa)5 , cerca de Bilbao, donde la familia Barbachano tenía una casa. Los retratos habrían sido pintados y enmarcados para su exhibición en la residencia familiar de los Adán de Yarza en Madrid, quizá con ocasión de sus esponsales, y para amigos y curiosos tanto antes como después de la ceremonia. Otra posibilidad es que Goya no recibiera el encargo de pintar estos retratos hasta después de la boda, para dejar constancia de la nueva familia que formaban sus tres miembros, mientras se ocupaba de la serie final de tapices para Carlos III. Tras haber analizado a los protagonistas de los tres retratos, su contexto familiar, su personalidad y sus gustos, es hora de descubrir cómo llegó Goya a involucrarse en la pintura de sus retratos, habida cuenta de que su carrera como retratista no comenzó hasta principios de la década de 1780.




Antonio Adan de Yarza

Antonio Adán de Yarza Tavira (1761-1835) fue el mayor de los tres hijos de doña Bernarda y, desde muy joven, debido a la pérdida de su padre, asumió la responsabilidad, sumamente compleja, de administrar los diversos e intrincados mayorazgos que conformaban el enorme patrimonio de la familia. Su nacimiento e infancia en Valladolid, su educación junto con su hermano menor en el Real Seminario de Nobles de Madrid y su insistencia en que se le concediera una pronta declaración de mayoría de edad para poder convertirse en tutor de su hermano y hacerse cargo de las propiedades de la familia, todo eso y mucho más se ve reflejado en el porte y la apariencia de este joven tan serio. Su pose viene determinada por su relación con la de la esposa, dado que a todas luces convinieron con Goya que la pareja de retratos debía servir de expresión al feliz enlace. El retrato de don Antonio es una combinación alternativa y muy personal de formalidad e informalidad, tanto en la pose como en el atuendo. En los círculos sociales más progresistas y refinados de la época, cundía entre los jóvenes, tanto en hombres como en mujeres, el gusto por la informalidad inglesa, siendo su rasgo más destacado el creciente uso entre los varones del propio cabello, en lugar de una peluca empolvada, lo cual resulta especialmente llamativo en el caso de don Antonio, cuyo fino cabello, que tal vez ya comenzara a ralear, aparece peinado hacia delante en un flequillo que le cubre la frente, mientras que, por detrás, unos mechones más largos forman tirabuzones, visibles a cada lado, los cuales evocan los bucles (boucle en francés, buckle en inglés) de las pelucas usadas por aquella época en España . La informalidad del peinado de don Antonio encuentra su paralelismo en la de su levita, oscura y de estilo sencillo, con el contraste del cuello beige y los botones de acero, forrada, eso sí, de hermosa seda gris pálido. El chaleco de seda blanca con doble botonadura, plasmado con minuciosidad mostrando unos bolsillos rectos de tapa (en línea con el tercer par de botones desde el borde inferior), se abre para dejar al descubierto la chorrera de exquisita muselina de la camisa, con el cuello doblado sobre la corbata. Los pantalones, que combinan con la levita, probablemente se enfundaran en unas botas de montar, como sugiere la fusta en su enguantada diestra. Los rayos x revelan que, originalmente, sujetaba un bastón mucho más grueso, cuya empuñadura, que se marca con claridad, ocupaba el generoso espacio entre índice y pulgar del que el nuevo bastón, mucho más alto y delgado, sobresale . Esta modificación probablemente se debió a un cambio de parecer por parte de don Antonio, como también lo serían ciertas variaciones en torno a su mano izquierda que dieron como resultado la adición del tricornio, así como el repintado que creó el rollo de papel con su nombre grabado. Ahora, este se sostiene junto con el sombrero, que añade un toque marcadamente tradicional a la indumentaria del joven noble y apuntala la idea de que este decidió, mientras Goya pintaba su retrato, cambiar ciertos elementos relativos a sus ocupaciones y deberes oficiales . El efecto general del retrato es de sobriedad, que únicamente desmiente la exquisita calidad de los materiales empleados para su atuendo. Algo que aún queda por investigar es la insignia romboidal que cuelga por debajo del chaleco: ¿una reliquia familiar, una joya valiosa? El tiempo lo dirá, tal vez. 


Bernarda Tavira

En una historia repleta de fechas significativas, esta es la que da vida a todas las que han de venir: el 26 de abril de 2019 será el día en que una «familia» formada por tres retratos de Francisco de Goya y Lucientes regrese a España y, más concretamente, a los escenarios históricos del País Vasco, en Bilbao y en la localidad costera de Lekeitio, cerca de donde las pinturas permanecieron durante muchos años, en el Palacio de Zubieta, la casa solariega de los señores de Adán de Yarza. Estos retratos de tamaño natural muestran a una joven pareja y a una mujer mayor. Los tres posan para Goya ante un fondo liso, mirando directamente al artista, que los plasma sobre el lienzo con esa suerte de cándida solemnidad que uno encuentra en los primeros retratos fotográficos, sobre todo en gente que no está acostumbrada a ser «reproducida». Su atención está centrada en el artista —y, por tanto, en posteriores observadores—; sin embargo, también transmiten la sensación de poseer una personalidad propia, de ser realmente ellos mismos, cada cual en armonía con su singular carácter. ¿Quiénes son y cuándo y por qué le encargaron a Goya que los pintara en lo que parecería una etapa bastante prematura de su carrera como retratista, que comenzó a principios de la década de 1780? Los jóvenes son a todas luces una pareja, y posiblemente le habrían encargado sus retratos para documentar el enlace, mientras que la anciana podría ser la madre de la novia o, como sabemos, la del novio. Y así es a juzgar por los nombres que vemos grabados en los cuadros de la pareja, y a pluma por el propio artista en un pedazo de papel adherido a la parte posterior del lienzo de la anciana dama, posiblemente a modo de referencia para una inscripción pintada o una placa grabada en el marco. Ese papel revela que la modelo es doña Bernarda Tavira Cerón (1727-1797), claramente en torno a los 60 años de edad, cabeza de una familia aristocrática y muy adinerada, que enviudó en 1766 al fallecer, cuando ella aún no había llegado a los 40 años, su esposo, Fernando Adán de Yarza, lo que la dejó con dos hijos jóvenes, y un tercero que había fallecido en la infancia. Aparece —sin duda escogió aparecer— de medio cuerpo y sentada en una modesta silla, con los remates de madera del respaldo que asoman a ambos lados de la anciana, confiriéndole un aire de ámbito doméstico, en lugar del total anonimato de un fondo desnudo. Semejante presentación acentúa la extraordinaria dignidad de su pose, que, a su vez, atrae la atención sobre cada uno de los detalles de su vestimenta y porte: el tocado blanco con motivos exquisitamente bordados sobre muselina almidonada, coronado por una serie de cintas azules fruncidas que destacan sobre un pelo «ensortijado», ahuecado siguiendo la moda y empolvado de azul; el amplio cuello drapeado de gasa de seda, ribeteado con finísimo encaje; el vestido morado oscuro, sutilmente adornado con ribetes de seda azul, y el toque alegre y suntuoso que le aporta la lustrosa superficie del satén; y el despliegue de joyas: relucientes pendientes de brillantes, los numerosos diamantes que componen una enorme alhaja que destaca sobre el cuello alto de terciopelo negro, los brazaletes de diamantes a juego, también sobre terciopelo negro, y una gran sortija de diamantes en el meñique de la mano derecha. Sin embargo, esta exhibición de buen gusto y lujo se ve contrarrestada por la flor central, erguida sobre el busto de doña Bernarda, un gran clavel de color rosa, símbolo del amor materno y de las lágrimas de la Virgen, por su esencial papel de madre de sus jóvenes hijos huérfanos de padre, y del luto por el esposo y el hijo menor, que falleciera siendo niño. Sus delicados y desnudos brazos, con las manos cruzadas la una sobre la otra, hacen pensar en la calidez y el consuelo del abrazo materno, al tiempo que su rostro sincero y resuelto, sin apenas rastro de maquillaje, está pintado por Goya con tamaña atención que parece 1. Las descripciones del vestuario y las joyas, tanto para esta modelo como para los otros dos, se basan en informaciones proporcionadas a los autores por Amalia Descalzo, profesora de Cultura y Moda de la Universidad de Navarra, y la destacada historiadora de vestuario Aileen Ribeiro, catedrática emérita de The Courtauld Institute, en la Universidad de Londres. 12 reflejar, por su vivacidad y circunspección, la preocupación que siempre ha mostrado y las inquietudes que la han asediado durante una larga vida que aquí nos la muestra impávida, enfrentándose al mundo con total ecuanimidad, vestida con sus mejores galas para una ocasión muy especial. 

Adan de Yarzaren leinua

Antonio Adán de Yarza desciende de un ilustre linaje vizcaíno, documentado desde la Baja Edad Media (siglos XIII-XIV)1 y referenciado por Lope García Salazar en sus Bienandanças e Fortunas (siglo XV), si bien, según el árbol genealógico familiar, su génesis se remonta al siglo X. Una época en que el linaje se define por el vínculo de sangre y el parentesco, también por las estrategias, pactos y alianzas que establecen sus líderes en el marco social y territorial, así como en torno al patrimonio. Los cabeza de linaje se identifican con el grupo dominante, ocupan cargos y oficios en los órganos locales y territoriales de poder y prestan servicios al señor/rey, de quien obtienen derechos y beneficios económicos. El linaje Adán de Yarza, con casa solar en Lekeitio, extendía su área de influencia sobre dicha villa y las anteiglesias de la Merindad de Busturia, donde sus miembros desempeñaron cargos y oficios vinculados a la administración de la justicia y el gobierno de la comunidad, en ocasiones otorgados por merced real. Estos cargos se fueron transmitiendo en el seno de la familia y recayeron también en Antonio Adán de Yarza que, en el siglo XVIII, fue alcalde de Fuero de las Merindades de Busturia y Zornotza, así como preboste y alférez mayor perpetuo de Lekeitio. Más allá del ámbito local y comarcal, los Adán de Yarza participaron en la formación y posterior desarrollo de las instituciones del Señorío de Bizkaia, en su gobierno y vida política. Las Juntas Generales de Gernika estaban ya institucionalizadas en la primera mitad del siglo XIV. Por el acta de la celebrada en 1342, conocemos que a esta Junta acudieron los señores de Bizkaia asistidos por los alcaldes de Fuero de las cinco Merindades de dicho territorio, pertenecientes a los principales  linajes del Señorío, Adán de Yarza entre los mismos. Más tarde, en 1379, quien ostentaba el título de señor de Bizkaia se convirtió en rey de Castilla. Aun así, los hidalgos vizcaínos continuaron manteniendo los vínculos con el señor-rey. Los Adán de Yarza prestaron servicios a los sucesivos reyes de Castilla y estuvieron presentes en la vida pública y política de la Corte. Rodrigo Adán de Yarza asistió en 1476 a la jura del señor consorte de Bizkaia, Fernando el Católico, en Gernika;
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 su esposa, María de Muncharaz, fue dama de Isabel la Católica, y el hijo de ambos, Francisco, fue paje de la misma y estuvo al servicio de Carlos I en la guerra de las Comunidades (1521-1523). Asimismo, vía matrimonio, emparentó con las casas de Muxica y Butrón, dos de los principales solares de la Bizkaia medieval, junto con los Abendaño y los Arteaga. Dos hechos decisivos marcan el devenir de este linaje en los siglos XVI y XVII. Por un lado, se consolida en la organización institucional y política del Señorío de Bizkaia; por otro, afianza la transmisión patrimonial y la reproducción social del mismo a través de la creación del vínculo y mayorazgo de Adán de Yarza, así  como de alianzas matrimoniales. Respecto al gobierno del Señorío, el cargo de diputado, con carácter electivo y designación en Junta General, fue dotándose de atribuciones en el siglo XVI; Francisco Adán de Yarza figuró entre los elegidos para desempeñar dicho cargo (1510). Asimismo, bros de la familia estuvieron al frente de la Diputación General de Bizkaia de forma continuada a lo largo del siglo XVII, cuando los diputados generales representaban ya la máxima autoridad política en el Señorío de Bizkaia. En cuanto a la transmisión del patrimonio dentro del linaje, quedó establecida en 1584, fecha en que se funda el mayorazgo de Yarza-Zubieta, mediante testamento dado en Lekeitio por Magdalena Adán de Yarza Idiáquez, dueña y señora de los solares mencionados. Al no tener descendencia, nombró heredera universal a su sobrina Magdalena Adán de Yarza Uribe (Lekeitio, 1580), aún menor de edad.  Hija de Martín Adán de Yarza Butrón y Ana Pérez de Idiáquez Lili, matrimonio que permitió estrechar vínculos con uno de los más antiguos y prestigiosos linajes de Gipuzkoa, Lili, con casa solar en Zestoa. La fundación de un mayorazgo comenzaba con la vinculación de una casa solar y a ella se iban añadiendo bienes, títulos, cargos, de manera que los bienes vinculados no podían ser enajenados ni repartidos en herencia, pasaban íntegramente al heredero/a designado/a. Esta institución permitía mantener y/o aumentar el estatus económico y el poder de él derivado, así como la cohesión interna del linaje y su reproducción socia. Más tarde, la heredera Magdalena Adán de Yarza contrajo matrimonio con Antonio Navarro de Larreategui, establecido en la Corte y con altos cargos al servicio de la Corona desde finales del siglo XVI. Fue miembro del Consejo Real en el reinado de Felipe II, secretario de Felipe III y de Manuel Filiberto de Saboya, virrey de Sicilia, donde obtuvo la distinción de patricio de Mesina y ciudadano de Palermo. Este último cargo también fue ocupado por su hijo, Antonio Adán de Yarza Larreategui, que a su vez desarrolló una intensa carrera política en la Diputación General de Bizkaia hasta su muerte en 1676, en que le sucedió su hijo Antonio Jacinto Adán de Yarza Axpe en el cargo de diputado general. En el siglo XVIII se refuerza el patrimonio del mayorazgo con el matrimonio de Josefa Jacinta Adán de Yarza Zaldívar (Lekeitio, 1687-1768) y Miguel Vélez de Larrea Llona (Bilbao, 1657-1723), cuyas capitulaciones tuvieron lugar en Andújar ( Jaén) en 1710. La casa solar Vélez de Larrea radicó en Oñati (Gipuzkoa), pero sus bienes se extendían también por Bilbao y su entorno. Además del Palacio de Urgoiti (Galdakao, Bizkaia), sumaron al patrimonio familiar el Palacio de Zubieta (Ispaster), construido a inicios del siglo XVIII a partir de una antigua torre que controlaba el camino y la ría colindante. Miguel Vélez de Larrea fue cónsul del Consulado de Sevilla, marchó a México, donde residió varios años y acumuló una más que notable fortuna. Gestionó en América una complicada encomienda real, por la cual fue nombrado caballero de la Orden de Santiago. Más tarde, una vez establecido en la Corte, fue miembro fundador, prefecto y “bienhechor” de la Real Congregación de San Ignacio de Loyola de los vascos en Madrid. En la misma, junto al apellido Vélez de Larrea, aparecen los de otros notables que ocupan significati vos cargos en secretarías, ministerios o reales ejércitos; en concreto, Juan Bautista Orendáin, marqués de la Paz, Sebastián de la Cuadra, marqués de Villarías, y Joaquín Ignacio Barrenechea, I marqués del Puerto. En estas fechas, personajes destacados del llamado “partido vizcaíno” en la Corte, como así se les conocía, estuvieron al servicio del Señorío de Bizkaia. Miguel Vélez de Larrea desempeñó las funciones de diputado en Corte del Señorío de Bizkaia y mantuvo estrechas negociaciones con el gobierno durante el reinado de Felipe V. En 1722 recibió el encargo de negociar la aplicación del decreto de retorno de las Aduanas al interior, junto con Pedro Bernardo Villarreal de Bérriz. En 1729-1730, Josefa Jacinta Adán de Yarza, utilizando el poder de testar que le confirió Miguel Vélez de Larrea antes de morir, instituyó el vínculo y mayorazgo Adán de Yarza Vélez de Larrea, que así pasaría a denominarse, y dispuso la línea sucesoria del mismo, priorizando a los varones. Debido al fallecimiento de los dos primeros hijos, Antonio (1734) y Miguel (1743), recayó el mayorazgo en Fernando Adán de Yarza. De la casa Vélez de Larrea se agregaron los bienes raíces radicados en la villa de Oñati, así como los existentes en Galdakao, Bedia, Zaratamo, Amorebieta-Etxano, Larrabezua, Lezama y Begoña del Señorío de Bizkaia. Fernando Adán de Yarza y Bernarda Tavira Fernando Adán de Yarza contrajo matrimonio con Bernarda Tavira Cerón (Antequera, Málaga, 1727-Madrid, 1797), hija de Ana Cerón Tellez-Girón de la Cuevay José Tavira Osorio Zaldívar, II marqués del Cerro de la Cabeza. El marquesado del Cerro. Casada en primeras nupcias con Juan Ignacio Bernuy y Enríquez de Cabrera, III marqués de Benamejí. de la Cabeza fue concedido en 1698 por Carlos II a Diego Alonso de Tavira Osorio Piédrola, natural de Andújar ( Jaén) y gentilhombre de su Cámara. Estaba casado con Teresa Brígida Zaldívar, nacida en Vitoria-Gasteiz en 1661 e hija de Ana María Ortiz de Landazuri y Diego Zaldívar, conde de Saucedilla. Teresa Brígida Zaldívar había contraído matrimonio previamente: en primeras nupcias con Antonio Jacinto Adán de Yarza Axpe, en Vitoria-Gasteiz en 1686, y tuvieron una hija, Josefa Jacinta Adán de Yarza Zaldívar (Lekeitio, 1687), sucesora en el mayorazgo Yarza-Zubieta; y en segundas nupcias con José Manrique de Arana, marqués de Villa Alegre, en 1688 en Vitoria-Gasteiz. Luego, Josefa Jacinta Adán de Yarza Zaldívar y José Tavira Osorio Zaldívar, hermanos de vínculo simple, como estrategia patrimonial, casaron a sus respectivos hijos. Bernarda Tavira y Fernando Adán de Yarza, capitán de Infantería del Regimiento de la Reina y caballero de la Orden de San Juan, residieron en Valladolid, donde también vivió el hermano de este, José. Ambos hermanos desarrollaron una intensa vida sociocultural en esta ciudad de pasado cortesano y sede de la Real Audiencia y Chancillería. Fueron miembros fundadores de la Academia Geográfico-Histórica de Caballeros Voluntarios de Valladolid, en la que coincidieron con notables y personalidades de la cultura ilustrada, como los marqueses de Castrofuerte , retratados por Goya, Gregorio Mayans y Siscar o el padre Enrique Flórez. El matrimonio tuvo tres hijos, nacidos en Valladolid: Antonio (1761), Ignacio (1763) y Vicente, que falleció siendo niño. Tras la muerte de Fernando Adán de Yarza (1766), su hermano José, tutor de los menores, solicitó en 1771 la entrada de Antonio e Ignacio en el . Real Seminario de Nobles de Madrid, centro para la educación y enseñanza de la élite. El requisito de acceso era la nobleza heredada, de la que habían de informar los testigos. Quienes acreditaron la nobleza de sangre de la familia fueron Francisco Villarreal de Bérriz, natural de Lekeitio, del Consejo de S. M. y su oidor en la Real Chancillería de Valladolid; José Fernando Barrenechea, caballero de la Orden de Santiago, II marqués del Puerto y mayordomo de semana del rey; y por último, Manuel de Salcedo y Castillo, del Consejo de S. M. y su oidor en la Real Chancillería de Valladolid, hijos todos ellos del Señorío de Bizkaia. En el Real Seminario de Nobles ingresaron con los Adán de Yarza, entre otros, los hermanos de José Toro Zambrano, director del banco de San Carlos retratado por Goya. Antonio Adán de Yarza permaneció en el Real Seminario hasta 1781. Dos años después, moría su tío y tutor, José Vélez de Larrea, que agregó todos sus bienes y propiedades al mayorazgo, entre otros dos casas en Bilbao y otras dos en Madrid. Ese mismo año de 1783, ingresó en la Real Maestranza de Caballería de Granada y obtuvo licencia real para administrar sus bienes, dado que aún no alcanzaba la mayoría de edad, que era de 25 años. Asimismo, pasó a ser tutor y curador de su hermano Ignacio. De inmediato, comenzó a gestionar su patrimonio, se trasladó a Bilbao, donde residió todo el año 1784, organizando directamente la administración del mismo. Fue también accionista del Banco de San Carlos prácticamente desde su fundación.

Antonio Adán de Yarza Tavira y Ramona de Barbachano Arbaiza contraen matrimonio el 19 de diciem de 1787 en la parroquia de San Juan Bautista de Mondragón (Gipuzkoa), enlace en el que se funden la “sangre azul y roja”, la que funda sus rentas en propiedades rústicas y protoindustriales (ferrerías y molinos) con la de la burguesía comercial. Ese mismo año también se casa su hermano Ignacio con María Villafañé, hija de María Luisa Andreu y Manuel Villafañé, del Consejo de S. M. en el Supremo de Castilla, caballero de la Orden de Carlos III, juez asesor de las Reales Caballerizas y director de sus Reales Estudios, cuyo retrato, realizado por Goya, solo se conoce a través de un grabado de François Hubert . Ramona Barbachano (Bilbao, 1760-1834)27 era hija de José Antonio Barbachano Labrostegui y María Josefa Arbaiza Berroeta. Los Barbachano habían fijado su residencia en Bilbao en la década de 1630, establecieron diversas sociedades comerciales familiares y vínculos, vía matrimonial, con reconocidas familias del comercio bilbaíno (Gardoqui, Mezcorta, Viar, Ardanaz). Era una firma fundamentalmente de importación, que comerciaba en Londres, Hamburgo, Burdeos, Nantes, Exon y Ámsterdam, y que alcanzó los valores totales de negociación más altos durante la primera mitad del siglo XVIII. En torno a 1735 y 1745, los Barbachano eran los máximos comerciantes de la Villa. De manera que llegaron a ocupar cargos en el gobierno de la misma, así como en el Consulado de Bilbao. En dicha institución consular, José Antonio Barbachano, suegro de Antonio Adán de Yarza, fue cónsul (1756), apoderado en Corte (1763- 1764) y prior (1769 y 1783). Su hermano, José Honorato Barbachano, llegó a ser el máximo responsable de la Secretaría del Consejo de Guerra en Madrid.  Ramona Barbachano era viuda de Vicente Antonio Icuza Arbaiza (Errenteria, Gipuzkoa,1737-Santa Marta, Colombia, 1785)29, su primo y capitán corsario de la Real Compañía Guipuzcoana, en la que entró a prestar servicios en 1757. Posteriormente, en 1783, año de su matrimonio en Bilbao, Vicente Antonio Icuza pasó al servicio real, siendo ascendido a teniente coronel de Infantería, y falleció en Colombia. Enlace sin descendencia, Ramona Barbachano heredó 20.000 pesos y bienes raíces en Errenteria y en Oiartzun (Gipuzkoa). La nueva familia Adán de Yarza-Barbachano se fundó en unas muy sólidas condiciones económicas. El patrimonio gestionado por Antonio Adán de Yarza  en Bizkaia comprendía32: propiedades inmobiliarias en Bilbao, que le permitían disfrutar de considerables rentas urbanas, en concreto, dos casas en la calle Bidebarrieta y otra en la de Jardines, además de una cuarta en la colindante jurisdicción de Begoña, en el barrio de Atxuri; las rentas de la casa torre de Yarza (Lekeitio) y del Palacio de Zubieta; caseríos en Mendexa, Natxitua, Gizaburuaga, Ibarrangelu, Ereño, Arteaga y Bedarona; caseríos en Amoroto, además de la ferrería Zubieta y un molino; caseríos en Galdakao, donde se situaba también el Palacio de Urgoiti, la ferrería del mismo nombre y un molino, así como en Larrabetzu y Zornotza. Percibía también Antonio Adán de Yarza los diezmos correspondientes al patronato único de las iglesias de Ereño, San Jesús de Ea y Bedarona; al copatronato de las de Ibarrangelu, San Juan de Ea, Natxitua y Akorda, y al tercio del patronato de la iglesia parroquial de Lekeitio y de las cinco anteiglesias anejas de la misma (Amoroto, Bedarona, Gizaburuaga, Ispaster y Mendexa). Además, como preboste de Lekeitio, tenía derecho a percibir el 2,5% de las transacciones comerciales efectuadas en dicho puerto, a cargo de la Cofradía de Mareantes. A ello debemos sumar el patrimonio radicado en Álava, Gipuzkoa y Madrid. Fuentes documentales correspondientes a 1790 atestiguan que, solo en lo relativo a los bienes del mayorazgo que tenía Antonio Adán de Yarza en Lekeitio, Bilbao y sus alrededores, Vitoria-Gasteiz, Oñati y Madrid, le rentaban anualmente unos 95.635 reales (cómputo promedio de los últimos cinco años), deducidos los gastos de mantenimientos y reparaciones. Además, las rentas de otros 50.000 reales invertidos en acciones del Banco de San Carlos a título personal. También fue accionista de la Real Compañía de Filipinas, pero en relación a una herencia recibida por su esposa. Ramona Barbachano, por su parte, entregó en las capitulaciones matrimoniales la relevante cantidad de 220.000 reales e incorporó los bienes heredados de su primer matrimonio y toda clase de bienes y alhajas, hasta un total de 835.193 reales. El nuevo matrimonio Adán de Yarza-Barbachano fijaba su residencia en pleno centro del Madrid de los Austrias, en la calle Cruz Verde (parroquia de San Martín), donde nació su único hijo, Fernando (Madrid, 1788-Lekeitio, 1834). Los primeros indicios de su propósito de residir en Bilbao son de ese mismo año, cuando remiten desde Madrid a Bilbao varias cajas y baúles con ropa y plata; en 1790 se conoce una nueva partida de derechos aduaneros en Orduña. Su traslado definitivo debió de ser en 1794, instalándose en la calle Bidebarrieta, arteria residencial de la burguesía bilbaína. En adelante, Antonio Adán de Yarza desarrolló una intensa actividad político-administrativa, por lo que . Contrato matrimonial celebrado entre Ramona Barbachano y Antonio Adán de Yarza 19.08.1791.  La defunción se registró también en Bilbao. A tenor de los poderes que otorga a sus representantes para el cobro de intereses de acciones y de rentas de sus casas en Madrid, que se remiten exclusivamente desde Bilbao o Lekeitio. Archivo Histórico del Banco de España. Secretaría. Caja 884. En dicha calle se emplazaba también el Palacio Mazarredo, residencia de la familia homónima, donde nació José Domingo Mazarredo Gortazar, teniente general de la Armada, retratado por Francisco Goya. Bajo el reinado de José I Bonaparte fue nombrado ministro de Marina, cargo que ocupó de 1808 a 1812 y cuyas primeras disposiciones llevaron a Antonio Adán de Yarza a formar parte del gobierno provisional de la Villa de Bilbao. Ilustrado de la época, participó en las tertulias organizadas por la condesa de Montijo, junto con personajes notables como Jovellanos, Francisco Cabarrús, Mariano Luis de Urquijo y el propio Goya. alcanzó un gran prestigio, tanto a nivel local en Bilbao como en Bizkaia. Tras su paso por el Ayuntamiento de Bilbao con el cargo de regidor (1800, 1805 y 1808), tomó parte activa en la ocupación francesa de la Villa desde el 16 de agosto de 1808 hasta el 19 de septiembre del mismo año. Formó parte del gobierno provisional de la Villa, nombrado por R. O de 24 de agosto del ministro de Marina, José Domingo Mazarredo; resultó entonces herido por una bayoneta al intentar entregar un escrito de la Diputación a los mandos militares franceses y sufrió pérdidas significativas en su patrimonio. Ese mismo año participó en la comisión que fue a Vitoria-Gasteiz para entrevistarse con Fernando VII al objeto de que este confirmara los Fueros de Bizkaia e intervino como apoderado de la Villa de Bilbao en Juntas Generales. Asimismo, fue uno de los notables elegidos por la Diputación para asesorar a Juan José María Yandiola en su representación por Bizkaia en la Asamblea de Bayona. En 1809, con el anterior, fue nombrado diputado en Corte para expresar a José I la lealtad de la Diputación General a su persona y a la Constitución de Bayona (1808). Integró dicho año la Junta de Subsistencia creada para proporcionar suministros a las tropas imperiales de Napoleón. Por Decreto Imperial en París, el 8 de febrero de 1810 se creó el Gobierno de Bizkaia (Álava, Bizkaia y Gipuzkoa) y el general Pierre Thouvenot fue nombrado gobernador. Este mismo nombró en 1810 a Antonio Adán de Yarza miembro del Consejo de Provincia de Bizkaia. Un año después, actuó como “juez de policía” encargado de velar por el mantenimiento del orden público y organizar los servicios pertinentes. En 1812 integró durante unos meses el Consejo de Intendencia de Bizkaia. En un informe secreto realizado para Napoleón, figuraba entre las personas más influyentes “qui ont de la naissance”. Del gobierno de José I recibió la Cruz de la Orden Real de España. Al término de la ocupación napoleónica, dejó de participar en el Ayuntamiento de Bilbao, pero volvió de nuevo a la política municipal durante el Trienio Liberal. Repitió en el cargo de regidor en el Ayuntamiento en 1820 y 1821; dos años más tarde, era nombrado miembro de la Junta de Obras de la Villa. Entretanto,   su hijo, Fernando Adán de Yarza Barbachano, tomó parte como regidor en el Ayuntamiento de 1819 y, más adelante, fue miembro de la Junta de Caridad de la Santa Casa de Misericordia (1833). Resaltó de igual modo en el impulso y desarrollo de las ciencias, las letras y las artes. En 1784 Antonio Adán de Yarza figuraba entre los miembros supernumerarios de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Fue uno de los promotores del primer teatro que existió en Bilbao, construido en 1799 con el nombre de Coliseo44 . Y su residencia de la calle Bidebarrieta fue espacio de tertulias de ilustrados, enciclopedistas y liberales. En el inventario de bienes embargados a la familia durante la primera guerra carlista, figura una relación de libros del palacio de Zubieta que permite intuir la amplia, rica y variada biblioteca que habían formado los Adán de Yarza. Incluía títulos en latín y francés, además de obras de un amplio abanico temático (gramática francesa e inglesa, política, historia, botánica, teología, viajes, etcétera). Antonio Adán de Yarza falleció en Bilbao el 3 de enero de 1835. Meses antes había muerto su hijo Fernando, de manera que el mayorazgo recayó en su nieto Carlos Adán de Yarza Cenica. El linaje se perpetuó en la máxima institucional de Bizkaia hasta el siglo XIX, así como en el Ayuntamiento de Bilbao. Carlos Adán de Yarza Cenica fue diputado provincial, general y padre de Provincia del Señorío de Bizkaia (1846-1848)46, cargo honorífico este último de gran relevancia. Fue también alcalde de Bilbao durante el bienio 1856-1858. Con posterioridad, su hijo Mario Adán de Yarza Torre Lequerica fue diputado general segundo de la última Diputación Foral disuelta por R. O. de 5 de mayo de 1877, tras la Ley de Abolición de los Fueros (1876). 


Maria Adan de Yarza
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Guerra, arte y exilio Con la Guerra Civil, el tesoro artístico del País Vasco tuvo un destino dispar: desde el traslado para su protección, pasando por la evacuación a Francia, la incautación, la desaparición y también la recuperación y la restitución a sus propietarios. Así sucedió con el patrimonio artístico de María Adán de Yarza, que bien podría resumir la situación de muchos particulares e instituciones en aquellos años de miedo e incertidumbre. El Gobierno de Euzkadi, que se constituyó el 7 de octubre de 1936 y se estableció en Bilbao, se encargó, desde la Dirección General de Bellas Artes, de la salvaguarda del tesoro artístico en el territorio que quedó bajo su jurisdicción. La Dirección General decidió custodiar parte del patrimonio de instituciones y particulares en diferentes depósitos que estableció en Bilbao, y así lo hizo con una selección de obras de arte de María Adán de Yarza que retiró de su residencia en el Palacio de Zubieta, en las inmediaciones de Lekeitio. Entretanto, la Dirección General de Bellas Artes, aprovechando la Exposición Internacional de París de 1937 en la que el País Vasco iba a contar con una sección propia dentro del pabellón de España, pensó organizar distintas exposiciones de arte contemporáneo en diferentes ciudades, para lo que necesitaría parte de las obras que custodiaba en Bilbao, que empezó a enviar a París. Sin embargo, y ante la inminente caída y posible destrucción de Bilbao, el Gobierno de Euzkadi decidió evacuar a Francia, de manera precipitada, parte del patrimonio artístico que custodiaba y que también se podría utilizar en futuras muestras de arte. Entre las obras que se evacuaron figuraban los fondos de instituciones como el Museo de Arte Moderno de Bilbao, la Iglesia y varios particulares, más concretamente tres retratos del Palacio de Zubieta. María Adán de Yarza, al igual que muchas otras personas, siguió un camino paralelo y se exilió en Biarritz, seguramente con la intención de volver a su hogar, aunque nunca más regresó. María Adán de Yarza y el Palacio de Zubieta María Adán de Yarza nació en Bilbao en 18831 y residió con sus padres, Mario Adán de Yarza y Teresa Mazarredo, en la casa familiar de Zubieta, donde contó con la compañía de Cristina Morrisey, una institutriz inglesa con quien seguramente perfeccionó su inglés, que sumó a sus conocimientos de francés y euskera. De hecho, en su domicilio escuchaba emisoras inglesas y recibía habitualmente el periódico L’Echo de Paris. La residencia familiar era conocida por la arquitectura del edificio, erigido en el siglo XVIII, y especialmente por el jardín, que contaba con gran variedad de especies2 . Además, el palacio había sido frecuentado, durante el periodo estival, por la reina Isabel II, y durante aquellos años por la emperatriz Zita de Austria y su familia. Entre 1920 y 1927 María Adán de Yarza perdió a sus progenitores. Primero falleció su padre, y siete años más tarde, su madre, por lo que heredó un vasto patrimonio, también compuesto por numerosas obras de arte, cuya gestión ella misma se encargó de supervisar. Entre las obras de arte que atesoraba el palacio destacaban varias de Luca Giordano y tres retratos de ancestros familiares de Francisco de Goya. 1. Partida de bautismo de María Adán de Yarza en la parroquia Señor Santiago de Bilbao, fechada el 15 de diciembre de 1883. 
Se trataba de los retratos de Antonio Adán de Yarza, su madre Bernarda Tavira y su mujer María Ramona de Barbachano. Las obras de Goya fueron conocidas en la época, tanto en estudios específicos como en la prensa local. En 1916, quien dos años después sería director del Museo del Prado, Aureliano de Beruete, escribió la obra Goya. Pintor de retratos, en la que hizo referencia a los tres cuadros del Palacio de Zubieta3 . Un año más tarde, en 1917, publicó el segundo tomo, titulado Goya. Composiciones y figuras, como continuación del anterior, en el que analizó los tres lienzos tras haber podido observarlos directamente4 . En 1928, con motivo del centenario de la muerte de Goya, Ramón Gómez de 3. Aureliano de Beruete y Moret.  (indica que las obras pertenecían a Mario Adán de Yarza). la Serna escribió una monografía sobre el pintor en la que añadió un listado de obras que, siguiendo la relación elaborada por Beruete, incluyó los tres retratos de Zubieta. De igual forma, los retratos aparecieron, en repetidas ocasiones, en la prensa escrita. Así, la necrológica de Teresa Mazarredo de 1927 en el diario La Época subrayó la colección de obras de arte de Francisco de Goya, Luca Giordano y otros artistas de la residencia familiar. En enero de 1930, la revista Blanco y Negro publicó un reportaje sobre Zubieta en el que se destacaron tres retratos de Goya “casi desconocidos”  que se reprodujeron en varias fotografías como la “riqueza más importante” de la residencia, junto con otras obras de Luca Giordano y muebles antiguos. También en 1936, antes de que comenzara la Guerra Civil, Fernando de la Quadra Salcedo se refirió, de manera más extensa, a los tres cuadros de Goya en un texto que se publicó en dos formatos diferentes: como folleto, titulado Los Goyas inéditos de Vizcaya, y como artículo en la revista Vida Vasca, donde recibió el título de “Los cuadros de Goya en Vizcaya. La señora del Palacio de Zubieta”. El texto se acompañó de ilustraciones de los tres retratos y de Zubieta, tanto del exterior como del interior, donde era posible identificar alguno de los lienzos. La Guerra Civil y la salvaguarda del patrimonio artístico Con la Guerra Civil, el patrimonio, al igual que la población, estuvo amenazado. Como ya hemos señalado, la salvaguarda del tesoro artístico quedó en manos del gobierno autónomo de Euzkadi, presidido por José Antonio Aguirre. Para tal fin, se creó la Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas, al frente de la que estuvo el pintor José María de Ucelay a partir del 9 de octubre, dentro del Departamento de Justicia y Cultura que presidió Jesús María de Leizaola. Seguidamente, a partir del día 12, se dictaron los primeros decretos sobre defensa del patrimonio, y en meses sucesivos se fueron sumando más empleados, como John Zabalo, Julián de Tellaeche, Mauricio Flores Kaperotxipi y otras personas que conformaron un grupo, no muy numeroso, qPreviamente, en 1927, el mismo autor había publicado un artículo sobre las obras en el periódico El Noticiero Bilbaíno. siempre contó con pocos medios. La Dirección General centró su actividad en proteger y recoger el patrimonio que consideró más relevante y que estaba en peligro, tanto en el frente de batalla como en la zona de retaguardia, a la vez que lo custodió en diferentes depósitos. El más importante fue el depósito franco de Uribitarte en Bilbao, un almacén portuario de hormigón que fue utilizado desde los primeros días. Durante el primer mes de trabajo, la Dirección General de Bellas Artes retiró bienes de Getxo, Markina, Zenarruza y, principalmente, Lekeitio. No fue casual que la labor de salvaguarda más destacada se centrara en Lekeitio, ya que desde septiembre de 1936 el municipio se había convertido en la principal zona defensiva de la costa. Como consecuencia, había aglutinado un destacado número de tropas, que desde mediados de septiembre convirtieron el Palacio de Zubieta en cuartel, primero de Acción Vasca y luego del Partido Comunista. María Adán de Yarza, acompañada por Cristina Morrisey, tuvo que abandonar su hogar precipitadamente, con la promesa de que “nada se estropearía en el Palacio”. Inicialmente, fueron a vivir a la zona del puerto de Lekeitio, y en octubre se trasladaron a Bilbao, quizás porque entre el 20 y el 30 de octubre el municipio fue objeto de diferentes bombardeos que causaron, al menos, siete fallecidos y diecinueve heridos. En Lekeitio, la Dirección General de Bellas Artes retiró, antes del 13 de noviembre, bienes del Ayuntamiento, la Cofradía y Pósito de San Pedro, la iglesia parroquial de Santa María, el convento de Santo Domingo, las residencias de Carlos Solano Adán de Yarza, Mariano Adán de Yarza Gortázar, Rodrigo Adán de Yarza Gortázar, así como de los palacios de Zabalburu y Zubieta. De este último, se recogieron varios muebles, objetos y un destacado número de cuadros, entre los que se encontraban varias obras de Luca Giordano y los tres conocidos retratos de Francisco de Goya, que se trasladaron al depósito de Uribitarte. El 19 de noviembre de 1936 Jesús María de Leizaola hizo unas declaraciones que recogió la prensa local al día siguiente, en las que dio a conocer la labor realizada por la Dirección. En ellas subrayó que se habían retirado una colección de obras de Giordano y tres retratos de Goya del Palacio de Zubieta, lo que denota la importancia que tenían las pinturas. Mientras tanto, en el mismo mes de noviembre, María Adán de Yarza y Cristina Morrisey, seguramente con el miedo y la incertidumbre como compañía, embarcaron en un torpedero inglés que les trasladó hasta San Juan de Luz. Una vez allí, se dirigieron a Biarritz, donde se alojaron, provisionalmente, en el Hotel Ruffé. Más concretamente los días 20, 23, 26, 29 y 30 de octubre, y así lo recogió la prensa de la época en fechas sucesivas. “La magnífica actuación de la Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas ha salvado los tesoros artísticos del País” en Euzkadi, Bilbao, 20 de noviembre de 1936, p. 1; “El régimen autónomo”, El Liberal, Bilbao, 20 de noviembre de 1936, p. 8; “La jornada de ayer en las distintas consejerías. Justicia y Cultura” en El Noticiero Bilbaíno, Bilbao, 20 de noviembre de 1936, p. 4. En aquel tiempo, Francia estaba inmersa en la celebración de la Exposición Internacional de París, que tuvo lugar entre el 25 de mayo y el 25 de noviembre de 1937, y en la que el gobierno republicano de España iba a participar con un pabellón con secciones dedicadas a Euzkadi y Cataluña. Ucelay fue el encargado de los preparativos de la sección vasca, y por ese motivo se trasladó a la capital francesa el 23 de abril, donde fue presentado de manera oficial como el responsable de la sección de Euzkadi del pabellón de España el 19 de mayo16. Su objetivo, que fue compartido por otros artistas y políticos de la época, fue dar a conocer el País Vasco a través de diferentes exposiciones de arte contemporáneo en distintas ciudades europeas. Para tal fin, Ucelay, Tellaeche, Kaperotxipi y otras personas hicieron una selección de obras del Museo de Arte Moderno de Bilbao y otros fondos de particulares. Las primeras salieron desde Bilbao en el vapor inglés Backworth rumbo al puerto holandés de Ijmuiden, cerca de Ámsterdam, donde llegaron el 12 de mayo con destino final a la delegación de Euzkadi en la avenue Marceau de París. Días más tarde, el 22 de mayo, parte del cargamento se trasladó al pabellón de España. El siguiente cargamento de doce cajas, con folletos, damasquinados de Eibar y obras de arte, partió el 26 de mayo rumbo al puerto de Pauillac, en Burdeos, y llegó al pabellón de España el 12 junio, la misma fecha que lo hizo Julián de Tellaeche, que también pasó a formar parte de la delegación vasca de la exposición internacional17. La evacuación del patrimonio a Francia En aquellos días la guerra se recrudeció, y el 26 de abril, Gernika fue brutalmente bombardeada y arrasada, como también lo fueron Durango, Eibar, Elgeta y otros municipios vascos. El 28 de abril la brigada italo-española de las Flechas Negras ocupó Lekeitio, y también el Palacio de Zubieta, y en pocos meses, el 19 de junio de 1937, Bilbao fue tomada. Antes de que se produjera la caída de la capital vizcaína, cuya destrucción se temía, el Gobierno de Euzkadi decidió sacar fuera del país fondos bancarios y parte del patrimonio artístico que custodiaba, que también podría utilizarse en las diferentes exposiciones que se estaban barajando. . Para tal fin, se siguieron preparando, a medida, las cajas que iban a transportar las obras de arte. Una de ellas se hizo para los tres cuadros de Goya de Zubieta. En una nota remitida a Tellaeche, se anunciaba que la caja estaría terminada a las “seis y cuarto de la tarde. Lo embalará en el acto, ¿quiere presenciarlo?”18, lo que denota, una vez más, la importancia que tenían los tres lienzos. La caja se marcó con pintura con el número 10, se identificó con el gobierno autónomo —“Governemen of Euzkadi”, “Delegación de Euzkadi”— y se añadió su posible destino inicial —“Bayona”—, así como tres iniciales —“Z.K.J.”—. Se trató de una identificación similar a la de las 433 cajas del mismo cargamento de la Dirección General de Bellas Artes del Departamento de Justicia y Cultura, en las que aparecía: “Delegación de Euzkadi”, “Delegación de Euzkadi. Bordeaux” o “Delegación de Euzkadi. Bordeaux Bayonne”. En todas ellas se repitieron las mismas iniciales que, presumiblemente, se referían al Departamento19. Entre las 22 horas del 11 de junio y las 4 horas del día 12, se cargaron en el vapor inglés Thurston un total de 2.065 cajas con obras de arte, fondos de entidades financieras y de la biblioteca de la Diputación de Bizkaia. La precipitación de los acontecimientos hizo que la evacuación del patrimonio artístico se realizara, en muchos casos, sin la comunicación ni autorización de sus propietarios. Así sucedió con Rodrigo Adán de Yarza, primo de María Adán de Yarza, que desconocía el paradero de sus propiedades y que las reclamó ante el gobierno autónomo, que le confirmó que habían sido evacuadas. El 12 de junio de 1937, el Thurston salió del puerto de Bilbao con destino al puerto de La Pallice, en La Rochelle, donde arribó dos días más tarde. Al poco tiempo, a partir del 25 de junio, el cargamento del vapor inglés y de todos los barcos que llegaron de Bilbao, que estaba compuesto por valiosos bienes depositados en bancos que pertenecían a diferentes instituciones, empresas y particulares, también a ría Adán de Yarza, fueron embargados judicialmente por el Tribunal Civil de La Rochelle a instancias de las reclamaciones realizadas desde el Bilbao ocupado. Sin embargo, unos días antes, el 16 de junio, se habían desembarcado siete cajas del Thurston. Entre ellas estaban la caja número 10 con los tres lienzos de Goya, que se valoró en 350.000 francos, y otras tres cajas con maquetas de edificios de Bilbao. Siguiendo órdenes de Ucelay, que se encontraba en París junto con Tellaeche, el cargamento se trasladó a la delegación del Gobierno de Euzkadi23 . En la documentación elaborada por el Gobierno Vasco, se señalaba que las obras iban a formar parte de la Exposición de Arte Vasco de la Exposición Internacional, y se trasladaron al pabellón de España, donde José Gaos, su comisario general, certificó su llegada el 21 de junio. La Exposición Internacional, como hemos indicado, ya se había inaugurado el 25 de mayo, pero no así el pabellón de España, que abrió sus puertas el 12 de julio, aunque todavía sin terminar, por lo que las cajas llegaban a tiempo. De hecho, la caja con los retratos, la única que se ha conservado, se identificó con una etiqueta que indicaba el país participante, España, y el expositor, el País Vasco, además del contenido de tres tablas, su peso de 12 kilos y otras indicaciones. No en vano, según el reglamento de la Exposición, los objetos debían identificarse con etiquetas que debía proporcionar el servicio de mantenimiento de la muestra, la empresa Nanzi et Cie., y en el caso de los objetos provenientes del extranjero, el etiquetado se debía gestionar a través del comisario general de cada país. Sin embargo, la sección de Euzkadi, con un espacio 23. Teniendo en cuenta que Ucelay se trasladó a Ijmuiden para recoger las obras de arte que llegaron allí, cabría la posibilidad de que también lo hiciera a La Rochelle. Carta de la delegación del Gobierno de Euzkadi en París, 21 de junio de 1937.   , acogió una exposición de dieciséis pinturas de artistas vascos contemporáneos, y no la gran mayoría de obras que se trasladaron al pabellón ni los tres retratos de Zubieta, que no estaban en consonancia con el carácter de la muestra. Las obras de arte procedentes de Bilbao habían entrado de manera temporal y tenían que regularizar su permanencia periódicamente, cada seis meses. El 8 de diciembre de 1937, doce días más tarde de la clausura de la exposición y de que se iniciara su desmantelamiento, el embajador de España en París, Ángel Ossorio, siguiendo las indicaciones previas de José Gaos, se dirigió al Director General de las Aduanas del Ministerio de Finanzas pidiendo la franquicia temporal de otros seis meses de varias obras que se habían enviado a Francia con motivo de la muestra. En la solicitud se indicó que las obras estaban en el pabellón de España, que se iba a derribar, y que iban a depositarse en la delegación del Gobierno de Euzkadi. Para justificar la permanencia de las obras en el país, se arguyó que el gobierno autónomo deseaba celebrar una exposición de arte la próxima primavera. El 29 de diciembre el ministerio francés aceptó la petición, previo consentimiento de la embajada de España. Paralelamente, se realizó un inventario para la aduana, en el que se detallaron las obras que el Gobierno de Euzkadi había trasladado a Francia y que habían permanecido en el pabellón de España, entre las que se encontraba la caja número 10 con tres retratos de “école de Goya”. Como ya hemos indicado, en la sección de Euzkadi en el pabellón de España no era posible exponer todas las obras de arte que se habían trasladado y, posiblemente, tampoco guardarlas. De hecho, algunas de las destinadas a la muestra permanecieron en la delegación del gobierno autónomo. Por lo tanto, es posible que el Gobierno Vasco utilizara la Exposición Internacional, cuyas gestiones eran más cómodas y rápidas, para facilitar la entrada de obras de arte a Francia con las que poder organizar las diferentes exposiciones de arte vasco que se habían proyectado. De hecho, la delegación de Euzkadi fue extendiendo, a través del embajador de España, la solicitud de franquicia de las obras esgrimiendo la organización de distintas muestras, que se llegaron a celebrar entre 1938 y 1939 en París, Bruselas y La Haya, pero sin la presencia de los tres retratos de Goya, que fueron recuperados por su propietaria. La recuperación del patrimonio artístico y el último adiós El 6 de noviembre de 1937, el Juzgado Especial de Incautaciones de Bienes número 4 de la provincia de Bizkaia, siguiendo la maquinaria de represión que inició el nuevo régimen dictatorial que estaba constituyéndose, dictó la incautación provisional de todos los bienes de María Adán de Yarza. En la misma orden se dictó la incautación de otras personas, como Cristina, Verónica y Ramón de la Sota Mac-Mahón. “Bilbao” en Boletín Oficial del Estado, n.º 488, 21 de febrero de 1938, p. 5896. El dictamen hacía efectiva la orden de la Junta Técnica del Estado de 10 de enero de 1937, recogida en el BOE de 11 de enero del mismo año. dictó debido a su supuesta conducta política y social a favor del Partido Nacionalista Vasco y contraria al nuevo estado, y su abogado le indicó que quedaría sin efecto en caso de que justificase, convenientemente, que no era desafecta al régimen. No obstante, María Adán de Yarza se negó en repetidas ocasiones a volver a Bilbao, y se defendió a través de su abogado. Negó cualquier vinculación y actividad política, adujo motivos de salud que le impedían trasladarse y recordó que tenía familiares vinculados tanto con el PNV como con el nuevo régimen. Mientras sus bienes en Bizkaia habían quedado temporalmente embargados, Adán de Yarza se encargó de recuperar las propiedades que habían llegado a Francia. El 14 de noviembre de 1937 firmó una carta autorizando a una persona de su confianza para que se trasladara a la capital francesa y recuperara la caja con los tres lienzos de Zubieta que “con su consentimiento fueron trasladados a París” por el Gobierno de Euzkadi. A los pocos días, el 20 de enero de 1938, la caja fue retirada, posiblemente en la delegación gubernamental. En meses sucesivos intentó recuperar los bienes bancarios que habían sido embargados en La Rochelle. Para ello contó con los servicios del abogado Henri Péraut, que representó a otros interesados por mediación del Gobierno de Euzkadi. Sin embargo, los tribunales franceses no atendieron sus demandas, ni las de otros particulares, y el 21 de junio el Tribunal de La Rochelle y el 12 de julio de 1939 la Corte de Apelación de Poitiers sentenciaron devolver todos los bienes bancarios a Bilbao, donde llegaron el 15 de agosto de 1939. Al poco tiempo, el 2 de noviembre de 1939, el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas, que se hizo cargo del extinto Juzgado Especial de Incautaciones, condenó a María Adán de Yarza a una sanción económica de 100.000 pesetas por ser políticamente responsable de hechos leves: por considerar probadas sus tendencias políticas cercanas al PNV y por su ausencia del país41. A pesar de la insistencia de su abogado y apoderado para que regresara para gestionar de manera más efectiva sus bienes, decidió permanecer en Biarritz. Siguiendo sus instrucciones, su abogado se encargó de acondicionar el Palacio de Zubieta, para lo que fue necesario realizar diferentes obras que llevó a cabo el arquitecto Emiliano Amann. No en vano el edificio había sido ocupado por diferentes tropas y en los últimos meses se había utilizado como Campamento de Flechas de la Sección Femenina, que dirigió Amelia Ruiz de Alda, con el propósito de formar dentro de la doctrina del nuevo régimen dictatorial a 39. Carta de Henri Péraut, Santes, 25 de septiembre de 1939. Archivo particular. Circulares de Henri Péraut preparadas por el Gobierno de Euzkadi fechadas el 25 de septiembre de 1939. Entretanto su patrimonio siguió administrándose, incluyendo los pagos a las personas que continuaban trabajando a su servicio. Sentencia de la Sala de Responsabilidades Políticas de Bilbao de 2 de noviembre de 1939. Administración de Bienes Incautados a Doña María Adán de Yarza y Mazarredo. Archivo particular. 42. Correspondencia del abogado familiar, 11 de noviembre de 1939 y 8 de abril de 1940. Archivo particular. numerosas niñas de distintos lugares durante el periodo estival43. Paralelamente, el 5 de agosto de 1940, el abogado de la familia recibió la autorización de Ignacio María de Smith, el delegado del Servicio del Patrimonio Artístico Nacional en Bizkaia establecido por el nuevo estado, para recuperar parte de los bienes que fueron evacuados del Palacio de Zubieta a Bilbao. Se trató de varios objetos, numerosos muebles, quince cuadros y varios marcos, suponemos que algunos corresponderían a los tres retratos de Goya que fueron evacuados a Francia44 . De esta forma, María Adán de Yarza consiguió recuperar, tras años de gestiones y desde su exilio de Biarritz, parte de su patrimonio. Sin embargo, al poco tiempo, murió su inseparable Cristina Morrisey, quien, enferma, había quedado a su cuidado. Seguidamente, el 7 de octubre de 1947 falleció, víctima de un cáncer, María Adán de Yarza. Seguramente la barbaridad de la Guerra Civil provocó que María Adán de Yarza viera la vida de distinta forma. De hecho, ya no quiso volver y prefirió mirar desde la distancia. Finalmente, tras años de ausencia, han regresado los tres retratos de Zubieta, y con ellos, de alguna manera, también lo ha hecho ella, que a través de otros ojos nos mira y nos invita a ver. 


Francisco de Goyak Adán de Yarza bizkaitar familia ospetsuko hiru kideri egindako erretratuak dira; Lekeition du jatorria familiak eta haren leinua X. mendetik dator. Erretratatuak honako hauek dira: Bernarda Tavira, Fernando Adán de Yarzaren alarguna; Antonio Adán de Yarza, Bernarda Taviraren eta Fernando Adán de Yarzaren semea; eta María Ramona de Barbachano, Antonio Adán de Yarzaren emaztea 1787az geroztik.

Madrilen margotuak dira erretratuok, ezkontzaren dataren inguruan seguru asko, eta Goyak 1790 inguruan, erregearen ganberako margolari zen garaian, erretratugile gisa egin zuen lan ugariaren adibide gorena dira. Margolanok Eusko Jaurlaritzak jaso zituen, babesteko, gerrako lehen hilabeteetan eta Frantziara eraman zituzten 1937an. Harrezkero, eta jabez aldatu gabe, segurtasunez gordeta izan dira, baina anonimatu erabatekoenean, Espainiatik kanpo. Gaur, oinordekoen eskuzabaltasunari esker, hiru erretratuak eta haiek ebakuatzeko erabili zen jatorrizko kutxa Euskadira itzuli dira, eta lehen aldiz aurkeztu dira jendaurrean, haien historia bereziari buruzko dokumentazioarekin batera, Bilboko Museoaren Alfabetoko W aretoan, modu esanguratsuan gerrari (W) eskainitakoan.
Erretratuei buruzko lehen aipamen ezagunak 1916 eta 1917koak dira; orduan, Aureliano de Beruete y Moret historialariak, zeina aurrerago Prado Museoko zuzendari izan zen, Goyaren obrari eskainitako bere lehen bi liburuki monografikoetan aipatu zituen. Beruetek margolanak aurrez aurre ikusi ondoren egindako deskribapen zuzena, zeinean "1790eko edo pixka bat geroagoko aldi griseko tipikoa(k)" direla dioen, geroagoko hainbat argitalpenetan errepikatu zen. Obren lehen argazkiak Blanco y Negro aldizkariari zor dizkiogu, 1930ean argitaratu baitzituen "Mansiones hidalgas: Zubieta en Vizcaya" ("Handikien etxeak: Zubieta, Bizkaian") artikuluaren ilustrazio gisa. Fernando de la Quadra Salcedo historialariak ere margolanei erreferentzia egin zien 1927an El Noticiero Bilbaíno-ko kolaborazio batean, eta aurrerago, 1936an, "Los Goyas inéditos de Vizcaya" ("Argitaragabeko Bizkaiko Goyak") testuan, foileto solte gisa eta Vida Vascaaldizkariko artikulu gisa argitaratua.


Bilboko Arte Ederren Museoak Francisco de Goyak 1780ko hamarkadaren amaieran margotutako Adán de Yarza familiaren hiru erretratu ezezagun ezagutarazi ditu, eta lehen aldiz aurkeztu publikoaren eta komunitate zientifikoaren aurrean, aztertu eta zaharberritu ondoren, eta ikusgai izango dira irailera arte. Orain arte erreferentzia bibliografiko akademikoen, prentsako aipamenen eta garaiko argazkien bidez baino ez ziren ezagutzen hiru margolan horiek, eta 1937an, Eusko Jaurlaritzak Gerra Zibilean ebakuatu zituenean, Frantziara eramateko erabili zen jatorrizko kutxarekin batera daude ikusgai orain, haien jabetza duen familiaren eskuzabaltasunari esker.

1936an, Gerra Zibilaren bilakaera dramatikoak hartaratuta, Eusko Jaurlaritzaren Arte Ederren Zuzendaritza Nagusiak lurraldean sakabanatuta zeuden bilduma artistikoak, hala publikoak nola pribatuak, babesteko asmoz jasotzeko ekimena jarri zuen abian. Azaroaren 13an hainbat artelan atera zituzten Zubietako Jauregitik, Goyaren hiru margolanak haien artean zirela, Bilboko Uribitarteko moilako gordetegi frankora eraman eta han zaintzeko. 
Aurrerago, Gobernuak berak erabaki zuen Frantziako lurraldera ebakuatzea, Arte Modernoko Museoko artelan multzo batekin eta beste bilduma batzuekin batera, Parisen 1937an egin zen Nazioarteko Erakusketako Errepublikaren Pabiloiko erakusketaren parte izan zitezen. Hiru erretratuak 10 zenbakia zuen kutxan paketatu zituzten, zeina oraindik ere kontserbatu egiten den eta ikusgai dagoen, eta Eusko Jaurlaritzak haien legezko jabeari eman zizkien, María Adán de Yarzari, zeina orduan erbesteratuta zegoen Frantzian eta han hil zen 1947an, bere lurrera itzuli gabe, orain arte Zubietako Goyak itzuli ez diren modu berean. 

Francisco de Goyak Adán de Yarza bizkaitar familia ospetsuko hiru kideri egindako erretratuak dira; Lekeition du jatorria familiak eta haren leinua X. mendetik dator. Erretratatuak honako hauek dira: Bernarda Tavira, Fernando Adán de Yarzaren alarguna; Antonio Adán de Yarza, Bernarda Taviraren eta Fernando Adán de Yarzaren semea; eta María Ramona de Barbachano, Antonio Adán de Yarzaren emaztea 1787az geroztik. Etxe garrantzitsu honen historia sakontasunez dokumentatuta dago Susana Serrano Abad ikertzaile eta Euskal Herriko Unibertsitateko Historia Garaikideko irakasle titularrak eta Mikel Urizar Bilboko Arte Ederren Museoko Artxiboaren buruak egindako "Antonio Adán de Yarza Tavira (1761-1835)" azterlanean.
Bilboko Arte Ederren Museoak Francisco de Goyak 1780ko hamarkadaren amaieran margotutako Adán de Yarza familiaren hiru erretratu ezezagun ezagutarazi ditu, eta lehen aldiz aurkeztu publikoaren eta komunitate zientifikoaren aurrean, aztertu eta zaharberritu ondoren, eta ikusgai izango dira irailera arte. Orain arte erreferentzia bibliografiko akademikoen, prentsako aipamenen eta garaiko argazkien bidez baino ez ziren ezagutzen hiru margolan horiek, eta 1937an, Eusko Jaurlaritzak Gerra Zibilean ebakuatu zituenean, Frantziara eramateko erabili zen jatorrizko kutxarekin batera daude ikusgai orain, haien jabetza duen familiaren eskuzabaltasunari esker.José Luis Merino Gorospe museoko zaharberritzaileak egindako azterketa teknikoak eta zaharberritzeak hiru obren kontserbazio egoera bikaina utzi dute agerian, eta bereziki nabarmentzekoa da lehen mihisean kontserbatzen direla eta XVIII. mendeko jatorrizko euskarrietan daudela iltzatuta. Goyaren obran espezialista handiak diren nazioarteko bi adituk, Juliet Wilson-Bareauk eta Xavier Brayk, egin dute margolanen azterketa historiko-artistikoa, Goyaren erretratugintzaren barruan daukaten originaltasuna nabarmenduz. Azterketa eta zaharberritze zorrotzaren ondorioak Zubietako Goyak. Adán de Yarza familiaren erretratuak argitalpen digitalean daude jasota; argitalpen horrek erretratuetako protagonistei buruzko artikulu biografiko bat ere eskaintzen du, Susana Serrano eta Mikel Urizarhistorialariek egina, eta obrek Gerra Zibilaren garaian izandako gorabeherei buruzko beste bat, Francisco Javier Muñoz adituak idatzia.





Francisco de Goyak Adán de Yarza bizkaitar familia ospetsuko hiru kideri egindako erretratuak dira; Lekeition du jatorria familiak eta haren leinua X. mendetik dator. Erretratatuak honako hauek dira: Bernarda Tavira, Fernando Adán de Yarzaren alarguna; Antonio Adán de Yarza, Bernarda Taviraren eta Fernando Adán de Yarzaren semea; eta María Ramona de Barbachano, Antonio Adán de Yarzaren emaztea 1787az geroztik. Etxe garrantzitsu honen historia sakontasunez dokumentatuta dago Susana Serrano Abad ikertzaile eta Euskal Herriko Unibertsitateko Historia Garaikideko irakasle titularrak eta Mikel Urizar Bilboko Arte Ederren Museoko Artxiboaren buruak egindako "Antonio Adán de Yarza Tavira (1761-1835)" azterlanean.
Madrilen margotuak dira erretratuok, ezkontzaren dataren inguruan seguru asko, eta Goyak 1790 inguruan, erregearen ganberako margolari zen garaian, erretratugile gisa egin zuen lan ugariaren adibide gorena dira. Margolanok Eusko Jaurlaritzak jaso zituen, babesteko, gerrako lehen hilabeteetan eta Frantziara eraman zituzten 1937an. Harrezkero, eta jabez aldatu gabe, segurtasunez gordeta izan dira, baina anonimatu erabatekoenean, Espainiatik kanpo. Gaur, oinordekoen eskuzabaltasunari esker, hiru erretratuak eta haiek ebakuatzeko erabili zen jatorrizko kutxa Euskadira itzuli dira, eta lehen aldiz aurkeztu dira jendaurrean, haien historia bereziari buruzko dokumentazioarekin batera, Bilboko Museoaren Alfabetoko W aretoan, modu esanguratsuan gerrari (W) eskainitakoan.
Erretratuei buruzko lehen aipamen ezagunak 1916 eta 1917koak dira; orduan, Aureliano de Beruete y Moret historialariak, zeina aurrerago Prado Museoko zuzendari izan zen, Goyaren obrari eskainitako bere lehen bi liburuki monografikoetan aipatu zituen. Beruetek margolanak aurrez aurre ikusi ondoren egindako deskribapen zuzena, zeinean "1790eko edo pixka bat geroagoko aldi griseko tipikoa(k)" direla dioen, geroagoko hainbat argitalpenetan errepikatu zen. Obren lehen argazkiak Blanco y Negro aldizkariari zor dizkiogu, 1930ean argitaratu baitzituen "Mansiones hidalgas: Zubieta en Vizcaya" ("Handikien etxeak: Zubieta, Bizkaian") artikuluaren ilustrazio gisa. Fernando de la Quadra Salcedo historialariak ere margolanei erreferentzia egin zien 1927an El Noticiero Bilbaíno-ko kolaborazio batean, eta aurrerago, 1936an, "Los Goyas inéditos de Vizcaya" ("Argitaragabeko Bizkaiko Goyak") testuan, foileto solte gisa eta Vida Vascaaldizkariko artikulu gisa argitaratua.
1936an, Gerra Zibilaren bilakaera dramatikoak hartaratuta, Eusko Jaurlaritzaren Arte Ederren Zuzendaritza Nagusiak lurraldean sakabanatuta zeuden bilduma artistikoak, hala publikoak nola pribatuak, babesteko asmoz jasotzeko ekimena jarri zuen abian. Azaroaren 13an hainbat artelan atera zituzten Zubietako Jauregitik, Goyaren hiru margolanak haien artean zirela, Bilboko Uribitarteko moilako gordetegi frankora eraman eta han zaintzeko.
Aurrerago, Gobernuak berak erabaki zuen Frantziako lurraldera ebakuatzea, Arte Modernoko Museoko artelan multzo batekin eta beste bilduma batzuekin batera, Parisen 1937an egin zen Nazioarteko Erakusketako Errepublikaren Pabiloiko erakusketaren parte izan zitezen. Hiru erretratuak 10 zenbakia zuen kutxan paketatu zituzten, zeina oraindik ere kontserbatu egiten den eta ikusgai dagoen, eta Eusko Jaurlaritzak haien legezko jabeari eman zizkien, María Adán de Yarzari, zeina orduan erbesteratuta zegoen Frantzian eta han hil zen 1947an, bere lurrera itzuli gabe, orain arte Zubietako Goyak itzuli ez diren modu berean. Francisco Javier Muñoz Fernández ikertzailearen "María Adán de Yarza: una historia de guerra, arte y exilio" ("María Adán de Yarza: gerrako, arteko eta erbestealdiko historia bat") saiakerak euskal ondare artistikoak Gerra Zibilak iraun zuen bitartean izandako gorabehera horietan sakontzen du.
Kosme de Barañanok 1989an aipatu zituen berriro "desagertuta" zeuden Goyaren erretratuak, saiakera batean, eta pixka bat geroago William Jordan aditu estatubatuarrak eta Juliet Wilson-Bareau espezialista ingelesak margolanak aurkitu eta aurrez aurre aztertzeko aukera izan zuten 1990 eta 1992 bitartean egindako ikerketa batean, zeinean Nigel Glendinning irakasleak ere parte hartu zuen.
Adituek obrekiko zuten interesak iraun egin zuen harrezkero, harik eta 2017ko azaroan familiak, adituek eta Bilboko Arte Ederren Museoak amankomunean zuten desioak, hau da, artelanak familiaren sorterrian ezagutarazteak, behin betiko fruituak eman zituen arte; oinordekoek onartu zuten artelanak, Pradoko Museoan oinarrizko dokumentazio teknikoa egin ondoren, Bilboko Arte Ederren Museora eramatea, aztertzeko eta zaharberritzeko, José Luis Merino Gorosperen zuzendaritzapean, zeinak aurretik Goyaren Moratín poetaren erretratua (1824) zaharberritu zuen, museoaren bildumakoa. Garbiketa lan eroapen handikoa duela gutxi amaitu da, eta haren prozesua "Estudio técnico y restauración de las obras" ("Artelanen azterketa teknikoa eta zaharberritzea") artikuluan dago laburbilduta. Artelanak oso zikin eta inoiz zaharberritzerik izan gabe zeuden, baina, metatutako zikinkeria geruzak garbitu ostean, egiaztatu ahal izan zen kontserbazio egoera miresgarrian zeudela, eta, gainera, berezia zen artean ere lehen mihisean eta XVIII. mendeko jatorrizko euskarrietan iltzatuta kontserbatu izana. Ukitu gabeko artelana izateari esker, gainera, Bernarda Taviraren erretratuak Goyak bere eskuz idatzitako paper bat kontserbatu du gaur arte, erretratatuaren izena idatzia daukana, mihisearen atzealdean.
Dokumentazio teknikoarekin eta zaharberritzearekin batera, erretratu ia-ia guztiz ezezagunen ikerketa historiko-artistikoa Juliet Wilson-Berauren eta Xavier Brayren ardura izan da; lehenari haien aurkikuntza garaikidea zor diogu; bigarrena Wallace Collectionen gaur egungo zuzendaria eta Londresko National Galleryko Goya. The Portraits (2015) erakusketa handiaren komisarioa da. Haren "Tres retratos recuperados de Francisco de Goya y Lucientes" ("Francisco de Goya y Lucientesen hiru erretratu berreskuratu") saiakeran, artelan hauen originaltasuna ulertzeko aukera daukagu, artistak ordutik aurrera erretratugile moduan izan zuen ibilbide apartaren lehen etapa indartsuaren barruan, baita garai bereko beste artelan garrantzitsu batzuekin zuten harreman estua ere, San Carlos bankurako egindako enkarguekin, adibidez, eta bereziki Goyak data horietan haren sortzaile Francisco de Cabarrús frantses-euskaldunari egindako margolanarekin (1788).
Bilboko Arte Ederren Museoak burututako ikerketa proiektu anbiziotsuaren ondorioak, Zubietako Goyak, Adán de Yarza familiaren erretratuak argitalpen digitalean bilduak, gure museoaren webgunean eskuragai daude. Aurreikusia dago, halaber, ikerlari guztiei irekitako ikasketa jardunaldi batzuk egitea aurtengo irailaren hasieran, jabeekin adostutako erakusketa aldia amaitu baino lehen.


S ólo tenían años de polvo y silencio. Habían permanecido ocultos, en la oscuridad, formando parte del exilio artístico de Goya. 231 años después de ser pintados regresan a la luz. Hasta ahora no figuraban en la larga lista de obras del pintor. Eran pocos los que conocían su existencia, sólo quienes los encargaron al genial pintor, sus herederos a lo largo de los siglos y quienes contribuyeron a protegerlos de balas y bombas. Ahora, los tres retratos que un día huyeron de la Guerra Civil a Francia y desde allí a un lugar aún hoy desconocido, han regresado a casa, a la Euskadi que abandonaron a toda prisa en un gran palé de madera junto a otras 2.065 cajas repletas de obras de arte, a bordo del vapor inglés Thurston con destino a Bayona.
Fue el final de las tres obras inéditas de Goya que ahora ‘resucitan’ del olvido. Lejos queda la vida placentera y de esplendor que les rodeó en un palacio señorial del siglo XVIII en las inmediaciones de la localidad vizcaína de Lekeitio. Hasta aquel año de 1936, los tres retratos de Goya formaron parte del catálogo que decoraba el Palacio de Zubieta de la bella localidad costera. Eran parte del patrimonio artístico de sus ilustres moradores, Bernarda Tavira y Cerón Cuevas (Viuda de Fernando Adán de Yarza), cuyo retrato pintó Goya entre 1787 y 1788 en un óleo sobre lienzo, y que acompañó a los retratos de su hijo y su nuera, Antonio Adán de Yarza y María Ramona de Barbachano.
María Adán de Yarza. 
La joven pareja se había instalado en Madrid –donde Goya les pintó los retratos- pero regreso a Lekeitio años después, al palacio familiar de los Adán de Yarza, en 1794. Se llevaron consigo los retratos que se cree que la familia encargó con motivo de su enlace matrimonial. Allí permanecieron expuestos para el disfrute familiar durante más de 140 años. El Palacio de Zubieta se convertiría en un punto de encuentro de nobles y burgueses en los veranos de comienzos del siglo XX. Por allí pasaron la Reina Isabel II y a la empreatriz Zita de Austria y su familia, refugiados en la villa marinera, entre muchos otros.

salvar las tres obras de Goya durante décadas. Aquellos retratos de sus abuelos y su bisabuela eran valiosos.
En 1920 murió su madre y sólo siete años más tarde su madre. En 1927 María Adán de Yarza no sólo se hizo responsable del Palacio de Zubieta sino también del importante patrimonio familiar y en especial, del artístico, del que sobresalían los tres retratos de Goya y a los que les esperaba una vida azarosa.
Una década después, la amenaza se cernió sobre ellos con el estallido de la guerra civil. El ‘Gobierno de Euzkadi’, constituido el 7 de octubre de 1936, creo una dirección de Bellas Artes que se encargaría de proteger y salvaguardar el patrimonio de instituciones y particulares obras valiosas que pudieran ser confiscadas o dañadas por la contienda. Entre ellas figuraban los tres retratos de Goya. Después de más de un siglo en Zubieta, las obras fueron depositadas en un lugar seguro en Bilbao, del que saldrían poco después, de modo precipitado, ante la inminente caída en manos de las tropas franquistas de la capital vizcaína. El palacio donde reinas, emperatrices y nobles habían disfrutado de los veranos era para entonces sede o cuartel para las tropas de Acción Vasca o de milicianos del Partido Comunista.
Antes de la caída de Bilbao las tres obras se habían dispuesto en una caja de madera con un único remitente: “Governemen of Euskadi” (sic) “Delegación de Euzkadi (Nº10) Bayona. Z.K.J”. Poco después, en noviembre de 1936, fue la propia María Adán de Yarda, acompañada de su inseparable Cristina Morrisey, la institutriz inglesa que le había educado desde niña, embarcaron en un torpedero inglés camino de San Juan de Luz. Allí se exilió para siempre, en Biarritz. Su deseo de regresar un día a Zubieta jamás se cumplió. En vida perdió parte de su patrimonio –que sólo recuperó en parte muchos años después-, incautado por las tropas franquistas que le acusaron de mantener una conducta favorable al PNV y contraria al nuevo régimen.
Al menos, María Adán de Yarza recuperó gran parte del que el Ejecutivo de José Antonio Agirre logró salvaguardar en el país vecino, entre ellos los tres retratos de Goya pintó a sus antepasados.
Adán de Yarza falleció en 1947, con 64 años, en su exilio de Biarritz. Desde entonces, sus herederos, José María Solano Gil Delgado, ya fallecido, y su viuda, Bibiñe Belaustegigoitia han mantenido su legado y su patrimonio. En él sobresale aún hoy los tres retratos de Goya. Ha sido Belaustegigoitia la que ha hecho posible que las tres obras que un día abandonaron el Palacio de Zubieta ocultas en una caja de madera camino del exilio artístico puedan ser exhibidas y conocidas por el gran público.
Las escasas menciones literarias y periodísticas que sobre los tres trabajaos existían hicieron que un buen día, a comienzos de los 90, la experta en la obra de Francisco de Goya, la británica Juliete Wilson-Bareau, se preguntara por el destino de aquellas tres obras casi desconocidas y jamás expuestas en público. Herederos y experta contactaron. Tuvo el privilegio de observar los retratos que Goya pintó en Madrid en 1787 en el mismo lugar donde se guardaban a buen recaudo y que aún hoy se ha mantenido en secreto.
Aquella visita fue el comienzo de la vuelta a la vida de Bernarda Tavira, su hijo Antonio Adán de Yarza y su nuera María Ramona de Barbachano. Tras certificar su autenticidad, Juliet insistió en la necesidad de que dejaran atrás aquel exilio al que la guerra les forzó. Y de hacerlo, debería ser a la Euskadi en la que un día fueron exhibidas entre reyes y nobles en un palacio familiar. El Museo de Bellas Artes de Bilbao, a escasos 55 kilómetros del Palacio de Zubieta, era el lugar ideal, y su director, Miguel Zugaza, un mediador adecuado para preparar la operación retorno y reparación de las tres piezas.
El plan pasaba por buscar la complicidad del Ministerio de Cultura para facilitar sin consecuencias para sus dueños la entrada de un patrimonio que permanecía hasta ahora oculto. Después llegó la restauración de los tres retratos, en muy buen estado de conservación, a los que apenas se ha tenido que eliminar capas de polvo y sedimentación y del que se conservan y exhiben no sólo en sus telas y bastidores originales sino junto al mismo embalaje de madera que un día los salvó. Hasta el próximo mes de septiembre, en la sala ‘W’ de la exposición ABC del museo de Bellas Artes, los tres retratos volverán a ver la luz con la que un día los pintó hace 231 años Francisco de Goya y Lucientes.

Hitzaldia: https://www.youtube.com/watch?v=xuvzbSA76gM&feature=share
https://www.youtube.com/watch?v=agtML5AOKy4

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